En Venezuela, desde que el poder reside soberanamente en el pueblo, la derecha mantiene una agenda violenta dirigida a arrebatarle al pueblo los logros de la Revolución Bolivariana.
Cada vez que el pueblo revolucionario obtiene una victoria, se traduce en una amenaza para la oligarquía venezolana, la cual expresa a través de constantes disturbios, su eterno descontento con todo lo que pueda significar un avance para el país.
Los rostros de odio de quienes hoy se hacen llamar “dirigentes” opositores, muestran el desgaste de un sector que no reconoce el nivel de popularidad del líder de un proceso que ha cambiado la vida de los venezolanos.
La lógica del capitalismo permisa la violencia del opresor sobre el desposeído. Su estructura ideológica se sustenta en un principio agresivo: la explotación del hombre por el hombre.
La violencia del capitalismo puede tener expresiones con distintos niveles de perceptibilidad, pero ya sea evidente o velada, su uso tendrá por objetivo resguardar el poder en manos de los poderosos. De allí, la intolerancia de los sectores de la oposición, quienes heridos en su mezquindad son incapaces de aceptar que se democratizaron los derechos que otrora ellos, los privilegiados, guardaban sólo para sí.
La violencia de la oposición ha sobrepasado los límites y las fronteras; escudándose de su derecho a expresarse han violado los derechos de las mayorías. Este sector intransigente, guiado por el imperio y confabulado con los medios privados de comunicación, continúan con su único fin, el de derrocar a un gobierno democráticamente electo y con reconocido apoyo popular.
Gracias a la oposición, nuestro presidente es más popular
El Comandante Chávez es tan popular que ha movilizado a toda la derecha recalcitrante venezolana a las calles. Recientemente están invitando por una de las redes sociales del imperio facebook, una marcha mundial en contra de la Revolución Bolivariana. Ante esta convocatoria sólo queda preguntarse ¿qué tiene Chávez que preocupa tanto a la oligarquía mundial?
Los violentos no han entendido, que el pueblo ya no está sumergido en la burbuja de ignorancia donde ellos los tenían. Los procesos de cambio que se han generado en el continente hablan del despertar de la conciencia de los oprimidos, de los desposeídos y excluidos por la oligarquía mundial.
